Te anexo un artículo de actualidad, sobre los acontecimientos en Birmania, que hemos visto en los medios, sin posibilidad de entender que es lo que ahi sucede. Resulta que los monjes budistas, inclinados a la inacción y a la renunica al mundo, en espera de la felicidad futura, se han convertido en activistas sociales y políticos.
El autor del artículo es un misionero católico, quiza por eso mismo, por católico, con una mirada de profunda simpatía por los monjes budistas y por un pueblo profundamente religioso.
Jorge Navarro.
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Una pobreza cada día más feroz. Un gobierno que aplasta al pueblo. Es un régimen que desde hace cuarenta años pretende eliminar a Dios, “porque el hombre es el único ser supremo”. El P. Piero Gheddo, misionero del PIME, explica para Tracce.it, lo que hay en el fondo de esta tragedia que esta dañando a este País oriental.
Tomado de http://www.tracce.it/txt_birmania.html
Traducción de Jorge L. Navarro
Por primera vez, desde hace veinte años, que en los medios internacionales se habla de Birmania (Myanmar). Un país que siempre ha estado olvidado. Desde 1962 ha estado oprimido por una dictadura militar-socialista (o comunista) que aplasta al pueblo, pero no representa ninguna amenaza para Occidente. Desde mediados del mes de agosto pasado, a causa del aumento repentino del precio de la gasolina y del gasóleo que ha cortado las piernas a la débil economía, el pueblo ha salido a las plazas y en septiembre se les han unido los monjes budistas. Se puede ver a los monjes, con sus características túnicas rojo azafrán, desfilando por las calles de la ciudad. Durante algún tiempo los militaren no reaccionaron, pero después se ha desencadenado una represión para eliminar el incómodo espectáculo que fue trasmitido por todas las televisoras del mundo.
Desde 1988 no sucedía en Birmania una rebelión popular de escala nacional, iniciada por la protesta de estudiantes debido a la clausura de escuelas superiores y universidades. Entonces la junta militar debió permitir alguna libertad a las oposiciones, a causa de las fuertes presiones internacionales. En 1990 se realizaron elecciones “libres”, de las cuales salió triunfadora la Liga para la Democracia de Aun San Suu Kyi, en tanto el partido socialista birmano de los militares obtuvo el 10% de la votación. Algunos años después todo volvió a la situación anterior. La liga Suu Kyi no pudo gobernar, sus diputados electos acabaron en prisión o tuvieron que huir al extranjero.
Hubo entonces algunos miles de muertos, muchos más fueron arrestados en aquellas manifestaciones y acabaron haciendo trabajos forzados. Visitando Birmania en 1993, pude ver yo mismo las filas de hombres con cadenas en los pies, unidos de dos en dos y amenazados por militares que les apuntaban con sus fusiles, obligados a trabajar en la construcción de carreteras en la frontera con Tailandia. Un espectáculo escalofriante, tanto más por lo que me decía mi acompañante: «Mueren como moscas, viven en barracas de paja, con poca comida, sin reparar en el frío o el calor de los montes y sin asistencia médica; la gran mayoría son hombre de ciudad, que no están habituados a trabajos pesados y a la vida en el campo».
Se puede temer que la reciente rebelión encabezada por los monjes acabe del mismo modo, a pesar de las presiones internacionales, que resultan estériles por el simple motivo de que desde 1990 Birmania tiene un poderoso protector en la China comunista que hoy está a la alza como gran potencia, urgida por tener una salida al Océano indico.
Hace un año, un testigo ocular me escribía: «Los militares están obligando a los campesinos a cultivar el opio para ellos y así hacen que Birmania sea el mayor exportador del mundo… Hoy la China abastece a los militares con armamento, y así les pagan las maderas preciosas, los minerales, el gas y el petróleo; construyen carreteras y nos inunda con sus productos».
Los chinos están ya en Birmania, “colonizando” algunas regiones tribales fronterizas que son autónomas. Las he visitado una en el 2002 con su pequeña capital Mong Lar invadida de chinos: letreros chinos, taxis chinos, moneda, restaurantes chinos; con trabajos chinos que modernizan la ciudad, con palacios nunca vistos en aquellos territorios, lo que les asegura obras de electrificación y de agua corriente.
Es fácil entender porque China y Rusia se oponen a las sanciones decretadas por la ONU. Mas allá del interés económico y estratégico de estas potencias está el hecho, del cual jamás se habla: el golpe de estado del 2 de marzo de 1962 ha llevado a las fuerzas armadas al poder absoluto, pero no se trata sólo de militares, sino de militares “socialistas”, en la práctica “comunistas”, inspirados en los modelos de desarrollo de la Rusia estaliniana y de la China maoísta.
Esto quedó demostrado fehacientemente cuando fue lanzado en aquel 1962 el Lanzin, es decir “la vía birmana al socialismo”, un socialismo, supuestamente “inspirado en el budismo”, aunque de budista no tiene absolutamente nada. En el “Programa” del Lanzin después de las ideas básicas que sirven de partida para construir la sociedad nueva, se lee lo siguiente: «En lugar de dios (así con minúscula) es necesario poner al hombre, que es el ser supremo… La filosofía de nuestro partido es una doctrina puramente mundana y humana. Esta no es una religión… La historia de la humanidad es no sólo la historia de naciones y guerras, también es la lucha de clases. El socialismo intenta poner fin a la explotación del hombre por el hombre. El ideal del socialismo es una sociedad próspera, rica, fundada sobre la justicia. No hay lugar para la caridad. Nosotros haremos todo lo necesario, con los métodos adecuados para eliminar acciones y obras de falsa caridad y asistencia social. El estado piensa en todo. Nutrir y educar a los hijos de los trabajadores será responsabilidad exclusiva del estado, cuando se obtengan los recursos económicos suficientes. La actividad de empresas sociales fundadas sobre el derecho de propiedad privada es contra natura y no hace sino provocar los antagonismos sociales. La propiedad de los medios de producción debe ser social… Una acción puede ser considerada como recta, moral, sólo cuando sirve a los intereses de los trabajadores. Para un hombre. Trabajar toda la vida para el bienestar de sus conciudadanos y de la humanidad en espíritu de fraternidad es el “Programa de las bienaventuranzas” para la Sociedad de la Unión Birmana».
En base a estos principios, uno de los primeros decretos del gobierno fue la abolición del budismo como “religión de estado” (lo era a partir de la independencia en 1948). Después el gobierno nacionalizó los bancos, las industrias y las pequeñas y medianas empresas artesanales, los negocios y las tierras, los periódicos y la radio, los hoteles y los restaurantes y todo lo demás… Desaparecida la propiedad privada, todo es del Estado, que orienta cada cosa al bien público.
El 31 de marzo de 1964 son requisadas las escuelas y las estructuras sanitarias privadas (con sus terrenos y medios de transporte, a los propietarios les quedaron sólo las deudas), que eran, en buena parte, obras de católicos y protestantes (sobre todo bautistas y anglicanos) El régimen de 1966 expulsó a todos los misioneros que llegaron a Birmania después de 1964, entre los cuales había treinta del PIME, otros treinta que llegaron antes de esa fecha pudieron permanecer. Después, poco a poco, el gobierno se ha dado cuenta de haber inconformado demasiado al pueblo y ha dejado sobrevivir las religiones; hasta el punto que los budistas se han reconciliado y han apoyado a la junta, que aseguraba estabilidad en un País que durante catorce años de gobierno democrático (1948-1962) había conocido la guerra civil.
El cambio ha sobrevenido en 1988 y desde entonces hasta hoy los budistas han estado en la oposición. Es necesario explicitar que el Budismo que predica la separación de las cosas mundanas, la renuncia a todo, la aceptación pasiva para asegurarse una reencarnación más feliz, en Birmania, hoy, está comprometido enla lucha contra el gobierno.
En síntesis, se puede decir que el renacimiento del budismo en el mundo moderno (hablo sobre todo de la “pequeña vía”, la hinayana que se practica en Sri Lanka, Birmania, Tailandia, Camboya y Laos) se inició a finales del siglo XIX con el nacimiento del nacionalismo en estos países entonces colonizados (excepto Tailandia). La identidad nacional comprendía la lengua, la historia y naturalmente la religión y la cultura budista, tan arraigados en aquellos pueblos.
Este movimiento ha llevado a los bonzos, los monjes y los fieles laicos a entender que su religión, de acuerdo a los principios doctrinales antiguos y la tradición histórica, no podía sobrevivir en el mundo moderno, que daba importancia a la escuela, a la política, a la organización popular, al bienestar social. Los nacionalismos en Asia han sido todos inspirados en religiones populares (…).
La renovación del budismo ha tenido varios aspectos: modernización de las escuelas de los monasterios, fundación de centros de estudio y universidades budistas, inicio de asociaciones laicales, fundación de muchas obras sociales para el pueblo (a imitación de las misiones cristianas), que antes no existían en lo absoluto. He visitado la universidad budista de Kandy, en Sry Lanka, y me he dado cuenta de la complejidad del budismo, a partir de la dificultad para establecer cuales son los textos de Buda. El obispo de Kandy (que ha estudiado en la universidad del lugar) me decía que los textos de la tradición en varias lenguas (sánscrito y pali sobre todo) atribuidos a Buda son 11 veces más extensos que la Biblia entera. Los estudios críticos, iniciados por estudiosos ingleses y alemanes hace un poco más de un siglo, están prácticamente en los en los comienzos, en el mare mágnum de esta literatura. Científicamente no es posible todavía saber que ha dicho o no ha dicho el Buda. Esto vale también, en menor medida, para Mahoma y el Corán.
Todo esto no impide que el budismo popular sobreviva, sino que le ha dado una segunda juventud y el poder estar cada día más en el alma del pueblo y además ahora, como la única fuerza de oposición, debido a la eliminación practica de todas las demás.
El descenso al campo de batalla por parte de los monjes budistas, en contra del gobierno, el pasado mes de septiembre, es el más claro indicio de cómo la situación se tornó insoportable. Es inútil agregar nada. Si esta revuelta pacífica guiada por los bonzos no se logra, a Myanmar le esteran escenarios peores: podría a convertirse a travÉs de un gobierno “local” es una provincia china.
Los gobiernos europeos y el italiano, ¿qué va a hacer? La única amenaza eficaz en este momento es boicotear los juegos olímpicos del 2008 en Pekín. Pero en este momento no se han planteado propuestas serias en este sentido, ni siquiera en Italia donde abundan grupos democráticos y pacifistas dispuestos a movilizarse a favor de los derechos del hombre. En este caso ¿qué los motivaría?
Pietro Gheddo
Los fundamentos antropológicos de la educación*
Hace 3 semanas
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