I
El tiempo y su relación con el movimiento: Aristóteles.
Referiremos brevemente la definición de tiempo en Aristóteles. La noción de tiempo se hace expresa en la Física[1], en el libro IV de la página 264 a la 288. Aristóteles trata de responder si habrá que ubicar al tiempo dentro de lo que es o de lo que no es, y estudiar después cual es su naturaleza. Para ello menciona que es una tarea difícil, pues el tiempo esta compuesto de lo que ya no es, el pasado, y de lo que aun no es, el futuro, y parece difícil que lo que no tenga ser, se halle en parte en el ser. Por lo tanto, si ha de existir algo divisible en partes, será necesario que sus partes existan también.
Aunque en el tiempo ya vimos se puede dividir en partes, una de sus partes no es y otra no ha sido. A lo que añade que el todo [el tiempo] esta constituido de partes, pero no parece que el tiempo este constituido de horas que se añadan infinitamente. Aristóteles menciona; Algunos dicen que el tiempo es el movimiento, y parte de aquí para hacer toda su demostración. Aclara, sólo hay movimiento o cambio en la cosa que esta cambiando, pero el tiempo esta presente por igual en todas las cosas, además todo cambio es más lento o más rápido, pero lento y rápido son categorías de tiempo, por lo que descarta la posibilidad de que el tiempo sea movimiento. Pero asume que sin movimiento no hay tiempo. Luego, es evidente que el tiempo no es un movimiento, pero no hay tiempo sin movimiento, percibimos el tiempo junto al movimiento. Por lo que el tiempo es algo perteneciente al movimiento. Luego añade; pero como lo que está en movimiento se mueve desde algo hacia algo, y toda magnitud es continua, el movimiento sigue a la magnitud. Porque, por ser continua la magnitud es continuo el movimiento, y el tiempo es continúo por ser continuo el movimiento.
También añade refiriéndose al tiempo; cuando percibimos el ahora como unidad…entonces no parece que halla transcurrido algún tiempo, ya que no ha habido ningún movimiento. Pero cuando percibimos un antes y un después, entonces hablamos de tiempo. Porque el tiempo es justamente esto: número del movimiento según el antes y después. Por lo que podemos afirmar que el tiempo no es movimiento, sino en cuanto este movimiento tiene número y por número podemos entender no sólo lo numerado y numerable, sino también aquello mediante lo cual numeramos. Y pues bien, el tiempo es lo numerado y el movimiento aquello por lo cual numeramos.
II
El tiempo y la historia como eterno retorno: Nietzsche.
Nietzsche como ateo no podía aceptar la visión lineal de la historia, ya que esta visión lineal de los sucesos de la historia, es la aportación más importante que el cristianismo podía dar a la ciencia histórica. Por ello, Nietzsche adopta una vieja visión del tiempo, visión que se remonta a la época clásica, la consideración de la temporalidad como un eterno ciclo que se repite a sí mismo, es una manifestación de origen griego, los griegos creían que el tiempo se encontraba henchido en un eterno circulo, en el cual los sucesos se repetían sujetos a un fatum o destino ya predicho.
El problema del acontecer histórico en Nietzsche es el problema del sentido de la realidad, es también la pugna entre lo Apolíneo y lo Dionisiaco, entre la naturaleza humana y la norma impuesta. La visión lineal de la historia demanda un Génesis y un Apocalipsis, exige que toda la realidad en su devenir este dirigida a un punto final el cual entrega sentido a todo suceso acontecido, pues qué motivo tendrían las cosas para ser de ésta forma y no otra, si al final de los tiempos no se les exigiese cuentas y se les develase el sentido al cual estuvieron encaminadas. Si se plantea la historia de manera lineal es necesario que se introduzca el problema del Absoluto, será necesario admitir en la historia el orden divino y lo definitivo, es decir someter el espíritu Dionisiaco ante el opresor espíritu Apolíneo.
Para Nietzsche toda la realidad se encuentra tirada por dos principios, el Apolíneo y el Dionisiaco. Para él, ambos principios convergían de manera armónica durante el momento clásico de la Grecia antigua, la desvinculación entre ambos principios coincide con la decadencia de la tragedia griega que comienza con Euripides y termina con Sócrates, ambas consideraciones se encuentran asociadas a dioses de la mitología, lo Apolíneo representa al dios Apolo quien es la manifestación del poder, la norma o la “forma”. Es el principio de orden y estructuración, se iguala con la noción de verdad y sobre todo de moral. Contrario al espíritu Dionisiaco, que es representación del dios Dionisos, el cual era una deidad campesina asociada al vino, éste representa el éxtasis vital, representa al hombre, ese hombre que vive apegado a la tierra, a la mundaneidad del mundo, no es el principio moral o normativo, sino el principio de la vida.
La visión lineal de la historia es someter este ímpetu de la vida misma, éste apego del hombre terrenal por la norma moral, norma que no le pertenece al hombre, sino que le es impuesta de manera exotérica, que se le manifiesta como la revelación del sentido. La teoría del eterno retorno anula el problema del sentido histórico. Para Nietzsche la historia no es fuente de sentido, para él la libertad humana no es inherente a la historia. Por ello, el tiempo y la historia se manifiesta en un circulo, lo mismo que ocurre hoy ocurrirá mañana, y aunque pueda objetarse que Nietzsche limita la libertad al someter al hombre en ésta dinámica circular, cabe enfatizar nuevamente, que para él la libertad no se halla determinada por la historia, ni es inherente a ella, el hombre puede desprenderse de esa necesidad que le reclama la historia. Sólo el hombre sujeto a lo dionisiaco es capaz de asumir el absurdo de la historia, la eterna repetición de los sucesos, sólo él es capaz de cargar sobre su espalda el fatum que lo condiciona, sólo él puede ver que la realidad no tiene orden, es ella un caos.
III
El tiempo como modo de pensar la realidad: Kant.
Después de completar la demostración del espacio en la Estética trascendental Kant se dispone a demostrar que también el tiempo es una categoría a-priori, es decir que tanto tiempo como espacio son formas de la sensibilidad, formas bajo las cuales ordenamos todo contenido sensible que se hace patente ante nuestra conciencia, y que es una condición necesaria para hacer juicios en geometría que sean tanto sintéticos, así como también a-priori.
Esta labor la lleva a cabo bajo un análisis de cuatro puntos, con los que pretende demostrar el carácter lógico del tiempo, lo cual es llevado a cabo en lo que denomina la exposición metafísica del tiempo. Los cuatro puntos a los que se refiere Kant son los siguientes:
1.El tiempo no es un concepto empírico. No obtenemos el concepto tiempo de la experiencia, ni mucho menos por una actividad de abstracción. Observo que dos cosas ocurren, y que una le sucede a la otra. Pero yo no podría entender lo sucedido, o comprender la demostración si no tuviera ya cierta noción del tiempo. Aunque comúnmente hablamos de medir el tiempo, y por ello, expresamos frases como; falta poco tiempo para llegar a casa o falta mucho tiempo para recibir los regalos de navidad, no por eso llegamos a suponer que el tiempo es una realidad empírica, o que éste sea un proceso que caiga a nuestros sentidos, pues no existe ningún proceso de tiempo, sino más bien, todo proceso supone un tiempo, además que hay una variedad de procesos, pero no figura en ninguno de ellos el proceso del tiempo
2.El tiempo es una idea necesaria. Uno no puede imaginar un mundo que no este en el tiempo, un mundo donde nada suceda ni antes ni después, podemos pensar que nada sucede y que nada existe, pero no podemos imaginar que esto suceda y que exista sin tiempo.
3.el tiempo no es un concepto discursivo, sino una intuición a-priori. Podemos hablar de diferentes segmentos y periodos de tiempo, pero tales segmentos y periodos son partes de uno y el mismo tiempo, no sus constituyentes. El tiempo no está constituido por la suma de unidades temporales discretas, ya que sumar unidades de tiempo significaría que una unidad de tiempo sigue después de otra; pero en el concepto “sigue después” se presupone ya el tiempo[2]. Podemos pensar en distintas partículas de tiempo, o varios segmentos de tiempo, pero estos sólo tienen sentido en cuanto son partes o segmentos de un tiempo mayor, el tiempo no es la suma de todas sus partes, y si asumimos que estas unidades de tiempo pueden ser sumadas sucesivamente una después de otra es porque tenemos una noción del tiempo mayor a las de sus partes, noción a la que dice Kant es a-priori.
4.El tiempo no es un concepto sino una intuición. En un concepto se hallan contenidos una infinidad de seres, así en el concepto computadora, se hallan contenidas cientos de computadoras, éstas distintas en color, modelo, tamaño, potencia, pero todas englobadas en un concepto. Pero el tiempo no es un concepto, porque supondría que en él existen cientos de modos de ser del tiempo, pero todos sabemos que el tiempo es único. Cuando consideramos sólo un lapso de tiempo lo hacemos refiriéndonos a un tiempo esencial y global, el lapso de tiempo es sólo el límite a un tiempo mayor en el cual éste se halla contenido.
En la exposición trascendental del tiempo, Kant postula al espacio y tiempo como formas necesarias bajo las cuales ordenamos el contenido de la realidad. Esta exposición trascendental se basa en las condiciones de cambio, nada puede cambiar sin que se presuponga el tiempo, el cambio es que predicados contradictorios se prediquen de un mismo objeto, pero esta predicación contradictoria sólo podrá ser posible si se predica de manera sucesiva y no simultanea, es decir, en el tiempo, y sobre todo entendiendo a éste como forma a-priori de intuición. El tiempo por su parte, es necesario en la aritmética, para sumar, resta, o dividir, los números se construyen por la sucesión aditiva de unidades en el tiempo, por ser una intuición a-priori determina los juicios sintéticos a-priori con respecto a los números.
El tiempo tiene solamente una dirección, hacía el frente, y los diferentes puntos en el tiempo no pueden ser simultáneos, sino que han de seguir uno después de otro. La realidad tendrá que dárseme a conocer mediante percepción sensible, y la percepción sensible es una vivencia, esta vivencia se ordenara en la sucesión de las vivencias, en la enumeración, en el sucesivo 1,2 ,3 de los números, y por lo tanto, del tiempo. El tiempo es la forma de las vivencias internas y externas, mientras el espacio sólo de las externas. Todos los objetos sensibles, todas nuestras experiencias siempre estarán sujetas a leyes matemáticas a-priori, y esto es posible porque tiempo y espacio, base de las matemáticas, no son algo que conozcamos de la experiencia, sino que son formas de nuestra facultad de percibir las cosas. Kant acaba con el residuo de realismo aristotélico, para llegar a una concepción de ser y realidad, en la que las cosas no existan por sí mismas, sino que dependan del sujeto.
[1] Aristóteles; Física, Editorial Gredos, Madrid, 1995, 503 pp
[2] Hartnack, Justus; La Teoría del Conocimiento de Kant, Cátedra, Madrid, 2006, 165 pp.
Jorge Alejandro Espinosa.
Los fundamentos antropológicos de la educación*
Hace 3 semanas
0 comentarios:
Publicar un comentario